El trabajo social, como cualquier acción humana,

necesita del SOL.

El sol debe ser una referencia ideal,

una fuerza superior que nos atrae

y nos interpele a la acción. (Aliena, 2005, Pág.37)

La compañera Laura Haro nos aporta esta magnífica reseña de una obra aún por conocer.

 

Con un lenguaje que se mueve entre la prosa y el verso, Descenso a Periferia nos traslada al mundo de los servicios sociales y pretende ser útil a aquellos que habitamos el territorio de lo social y a su vez, y especialmente, captar la atención y el interés de lectores que no necesariamente trabajen en éste sector.  El libro se divide en varios capítulos y está estructurado en tres grandes bloques: Los servicios, los profesionales y la filosofía.

El autor, “el visitante”, observó durante meses el trabajo de profesionales y técnicos de los servicios sociales de una administración local, mantuvo diferentes entrevistas con éstos recogiendo varios testimonios profesionales, asistió  a conferencias y clases universitarias, se documentó, etc.

 la investigación que dio lugar a éste libro se realizó en el año 2001, mucho antes del actual contexto de crisis y cambio, cuando “los ambulatorios de lo social”, como refiere el autor, habían sido pisados por unos pocos de nuestros conciudadanos y ya empezaban a ser transitados por otras personas. Hoy en día, fruto de la situación socioeconómica actual  y del despliegue de leyes como la LAPAD (Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España) el abanico de situaciones que llegan a Periferia son diversos.

 Periferia es un centro de servicios sociales básicos. “Es estación de paso en el trayecto vital de muchas personas” (Aliena, 2005, Pág.22)

Y para otras pocas será una estación de servicio (de trabajo socioeducativo) frecuente y permanente durante todas sus vidas, y las vidas de sus hijos, y sus nietos… ya que son situaciones personales y/o familiares anquilosadas y dónde los cambios se suceden lentamente en un mundo cambiante y acelerado.  “Los crónicos” son los clásicos de Periferia, perseverantes, recurrentes, eternamente necesitados y dependientes”. “Atados a la rueda, siempre dando vueltas”. (Aliena, 2005, Pág.180)

 Por Periferia pasa el tren del trabajo social y allí habita la tribu, la tropa,  de los trabajadores sociales, los equipos de rescate.

 A pesar de que ya han pasado quince años desde la realización de ésta investigación, hay cosas que se mantienen igual: profesionales que salen a remolque de lo que se les presenta,  servicios orientados a la demanda, sensación de ser meros gestores de recursos, cajón de sastre, etc.

 “Periferia connota margen, territorio no descubierto ni conocido”. (Aliena, 2005, Pág.18). Periferia está compuesta por diferentes provincias: servicio de ayuda a domicilio, ayudas para la pobreza y la exclusión social, etc. Y se estructura en  diferentes plantas: la parte alta la ocupan las personas mayores, el quinto piso los pobres, etc.

 El visitante, con su peculiar estilo narrativo, parece que nos traslade a la novela de la autora estadounidense Verónica Roth, Divergente, donde la población está dividida en fracciones que dedican su vida a cultivar una virtud distinta: los sinceros (la verdad), los altruistas (la abnegación), los valientes (la osadía), los pacíficos (la cordialidad) y los inteligentes (la erudición). Periferia tiene diferentes provincias y/o ámbitos de actuación y atiende, entre otros, a los sin facción, aquellos que no forman parte de ninguna otra facción, personas para las que han fallado los “programas de inserción/tratamiento”, a los que no hemos sido capaces de ayudar con los modelos de intervención tradicionales. Pasar por Periferia será importante para estas personas. “Alguien te recibe, se interesa por ti, te mira a la cara, se aprende tu nombre, te da un papel, te pide algo (al principio un certificado, luego que cumplas ciertos desempeños), te inscribe en un registro o en una lista de espera, se esfuerza por comprender tu situación, tu punto de vista o tu cultura, te vuelve a dar cita”. (Aliena, 2005, Pág.97). Algo cambia. Te reconoce. Sacia tu necesidad de identidad.

 Se necesita tiempo y relación. Periferia anda estresada. (Aliena, 2005, Pág.109)

 Se interpela el visitante cuando visita Periferia, como nos plantea Fernando Fantova en muchas ocasiones, “¿tienen los servicios sociales un objetivo bien definido? La seguridad social mantiene la renta superior, la sanidad cura, la educación enseña…”  ((Aliena, 2005, Pág.28). Parece ser que el resto de servicios de bienestar social (educación, salud, seguridad social, ocupación y vivienda) tienen claro su marco de competencias, pero el objeto de los servicios sociales conlleva cierta indefinición.

Uno de los informantes del visitante apunta que el objeto de los servicios sociales son las necesidades sociales, entendidas estas  como todo aquello que el resto de servicios de bienestar social rechazan. ¿Somos un espacio definido por otros?

No obstante también añade que lo que buscan las personas que acuden a servicios sociales es “el trato”, el espacio relacional.

 Las primeras semanas que dedica el visitante a Periferia fueron para el menor. Dice éste que los trabajadores sociales tienen la difícil tarea de decidir si recomponen la familia o la rompen.

 Nuestro visitante intenta definir qué se hace en Periferia y qué hace concretamente la tribu de los trabajadores sociales. El trabajo de lo social. E inicia un debate consigo mismo entorno a la misión del trabajo social: quiere “bienes superiores”, promoción, protección y  perseguir valores máximos. El trabajo social, como cualquier acción humana, necesita del sol.

Ha solicitado un contrato de trabajo y repasa cada una de las cláusulas de éste para ir concretando qué hace un trabajador social (Aliena, 2005, Pág.40):

       Dice de éste que es el trabajador que más a pie de obra está en algunas construcciones civiles.

       Forma parte del engranaje de la máquina que ha puesto en marcha el LEGISLADOR.

       Cooperador necesario del BIEN.

       Compone soluciones, amaña e inventa.

       Reparte dinero. Ve la desesperación de muchos y la dramatización, manipulación y seducción de unos pocos.

       Cambia o hace tolerables determinados aspectos de las personas o de su entorno. A algunos bastará con empujarles, mientras que otros precisaran casi de un bautismo, algo así como un volver a nacer.

       Ayudan a desarrollar capacidades que han de permitir que las personas lleven adelante sus vidas y sus elecciones.

       Contribuyen a que las personas que pasen por Periferia participen con éxito en la vida social.

       Respaldan a sus clientes en su búsqueda y construcción de significado.

       Hacen abogacía de sus clientes.

 Refiere el visitante que hace años figuraba también otra cláusula: “promotor de las redes comunitarias”. Ésta era la esencia del trabajo social. El magnetismo de la comunidad. La revolución desde Periferia.

Intenta saber cómo van, qué esperan y con qué se encuentran las personas que acuden a Periferia: parece ser que existe mucha prosa administrativa, qué hacemos pesado lo que puede ser liviano y que lo nuestro no son las autovías.

 El segundo bloque del libro es especialmente crítico. Le asaltan a nuestro visitante muchos interrogantes: ¿Puede la misma persona atender a muchas cosas y prestar la misma atención a casa uno de ellos? ¿Una sala parcialmente compartimentada es el mejor espacio para practicar la escucha activa? ¿El precio de la asistencia es la impudicia?

 Recoge el testimonio de varios profesionales del centro con los que nos podemos identificar o no. Dice uno de ellos que los “se ha llegado a establecer una fuerte y nada benéfica relación (casi identificación) entre el trabajo social y los recursos sociales” y que “a los servicios sociales se va a pedir”. ¿Somos simples repartidores de recursos? (Aliena, 2005, Pág.126). Esto no es lo que dicen los libros. “Perdemos la posibilidad y hasta la voluntad de dedicarnos a algunas de las tareas que tradicionalmente han definido nuestra profesión” Acompañar, facilitar, asesorar…. Vivimos ahogados por protocolos, papeles, gestiones y enredos administrativos. La vida en papel. Como dice el visitante, personas que pensaban que tratarían con gente y, hombro con hombro, les ayudarían a salir adelante, están ahora encadenadas a una mesa de trabajo. Es una tragedia, la tragedia de los hacedores de informes. HAY QUE INVERTIR LA PIRÁMIDE. ¿Cómo? Formamos parte de un engranaje. (Aliena, 2005, Pág.137).

 Testimonio dos añade que debemos ser “pilotos” de nuestras emociones y que lo que nos tienen que importar es la vida de esa persona y no sus problemas. Dice que “el trabajador social de servicios sociales acaba viendo a un solicitante de vivienda social y no a una vida”. (Aliena, 2005, Pág.129)

 Recoge también la presión que vivimos: de la organización, del entrevistado, de la sociedad, de nosotr@s mismos… La cuerda se tensa.

También el visitante deja espacio en éste bloque a la maquinaria de la coordinación. ¿Le falta aceite?

 El visitante cree que “Periferia  debe promover una cultura del logro, de la actividad y del compromiso, que debe esperar más de aquellos que se acogen a su protección, que se les debe pedir que desarrollen, mejor sus capacidades y potencias, y creo que eso obliga con frecuencia a un trato más exigente, menos blando”. (Aliena, 2005, Pág.159). Plantea un cambio cultural. Tough love. Amor duro. Entre el amor que mueve montañas y la coerción.

 Aborda también aspectos de la relación que se establece entre el profesional y la persona que realiza la demanda. Le interesa especialmente vislumbrar qué visión tenemos de las personas atendidas, porque visión y acción van unidas y ello generará entonces diferentes maneras de hacer. Nuestras expectativas como profesionales, sus expectativas hacia el servicio, la institución en la que nos encuadran, etc. condicionaran la intervención.  Permitamos que el otro exista en el estilo de vida que él/ella elija.

 Sabemos lo que no nos gusta, desde hace años. Es éste un libro que invita a la reflexión. Llegó la hora de ponerse manos a la obra. ¿De la cultura del trámite a la cultura de la transformación social?

 Aliena, R. (2005). Descenso a Periferia. Asistencia y condición humana en el territorio de lo social. Valencia. Nau Llibres/ Universitat de València.