Laura Haro, desde la pasión, nos introduce en su historia de amor, por amor al Arte. Otro trabajo social es posible si el/la trabajador social se abre a las nuevas experiencias. Con arte, el trabajo social es, si cabe, todavía más artesanal. En Lleida tenemos el arte entre manos, para siempre jamás.

Así comienzan las grandes historias de amor

Dicen que esta historia se inició en 2015 y que la impulsaron y consolidaron tres grandes mujeres. Cultura, arte y trabajo social se unieron para trabajar conjuntamente en este gran proyecto. La atracción gravitatoria entre estos elementos causó tal movimiento que dio como resultado la transformación de un equipamiento social, destinado exclusivamente a un uso asistencial, y el nacimiento de “La Saleta de la Panera”.

Este espacio acoge actualmente un servicio de comedor social municipal dirigido a personas en situación de sin hogar, un espacio de descanso y promoción de las relaciones interpersonales; y al mismo tiempo es un espacio expositivo de arte contemporáneo fruto del trabajo artístico de diferentes personas, entre ellas, usuarios del mismo comedor.

Esta es una historia de amor entre el arte y el trabajo social o del amor al arte desde el trabajo social. El argumento de esta historia trata sobre la vinculación y el arraigo de las personas en situación de sin hogar en el territorio a través de su patrimonio histórico, cultural, y del arte; desde el acompañamiento social y desde una perspectiva comunitaria.

El espacio expositivo ha acogido hasta ahora seis exposiciones, lo que quiere decir que se han realizado seis acciones previas conducidas siempre por un artista y donde han participado principalmente alumnado de la Escuela de Arte Municipal Leandre Cristòfol de Lleida y personas que se encuentran o se han encontrado en algún momento en situación de sin hogar. Había seguido todas las acciones de una manera más indirecta a través de compañeros que las coordinaban, participaban y te despertaban las ganas de participar de una forma más directa. He tenido la oportunidad y el placer de participar en esta última actividad y he podido comprobar que el arte y el trabajo social tienen muchos puntos en común. Uno de ellos es el uso de tecnicismos: hibridaciones, libro objeto, libro de artista, roll-up, cartón pluma, relatografia gráfica, sketching, etc. Esto es un no parar de aprender cosas y aprender desde el entusiasmo, la creatividad y la motivación que estas mujeres transmiten. (Marta Pallarés, Directora de la escuela de arte municipal EAM Leandre Cristofol y Roser Sanjuan, del Centro de arte La Panera, si algo tienen a parte de arte, es que tienen lo esencial para entender, potenciar y hacer crecer nuestro trabajo social)

La última actividad giró alrededor del Libro, y conducidos por el artista Jordi Mitjà -persona cercana y de mente y cuerpo inquietos- elaboramos un libro colectivo y trabajamos también el  libro objeto. Y nuestra mirada hacia los libros viejos cambió.

Las personas usuarias de “La Saleta de la Panera” que han participado tienen mucho interés en el arte (si, son personas muchas de ellas sin hogar, si, les interesa el arte…………….. aunque no te lo creas, también, como a nosotras, les interesa el arte) y ya habían participado en otras acciones artísticas. Pusieron en valor el bienestar emocional y las relaciones interpersonales que se generaron. Todas ellas coincidían en que les había gustado la actividad y mostraron motivación para repetir y desarrollar otras actividades artísticas. Resaltaron la relación de colaboración entre los compañeros del grupo, el respeto, la participación y la relación.

Acciones como ésta intervienen en la mejora de la calidad de vida de las personas, promueven el desarrollo personal y la inclusión social de estas, mejorando sus competencias personales y dándoles a ellos la oportunidad de participar en actividades que seguramente en este momento no contemplarían.

En mi opinión, acciones como ésta también mejoran la calidad de vida profesional de los trabajadores sociales. En el servicio en el que trabajo, de atención social a personas en situación de sin hogar, Alicia y yo hacemos trabajo social de despacho siempre. ¿Por qué? Nos preguntaría Alba… Y nosotros le diríamos: -porque siempre se ha hecho así, -por miedos a salir de tu zona de confort, -“miedo miedo a que el grupo se me coma”, etc.

“Haz algo extra”, título parcial de una entrada del blog Pasión por el trabajo social del Nacho Santas creo que definiría bien lo que pienso. Nos ha permitido salir del despacho. ¿Del trabajo social de despacho al trabajo social a través del arte? ¿Podemos incorporarlo como herramienta de intervención y /o como una estrategia de trabajo? A los trabajadores sociales nos ha permitido relacionarnos e interactuar con las personas de otra manera y desde una posición horizontal, sin jerarquías, sin la barrera de la mesa de despacho y dejando los cajones las prestaciones y recursos. Hemos roto la rutina del día a día.

Y como dice el Nacho, nos ha permitido acercarnos a las personas, como persona, y aprender como profesionales. Y a las personas que se encuentran o se han encontrado en situación de sin hogar, les ha permitido acceder a unas equipamientos culturales a los que no habían accedido nunca ni tenían previsto hacerlo a corto plazo, les ha supuesto relacionarse en otros espacios y con otras personas, se ha trabajado poniendo en valor sus capacidades y potencialidades y se ha podido dar visibilidad a su trabajo artístico.

Esta es la historia del arte del trabajo social, el arte de lo posible, del cambio y la transformación social.

 

Laura Haro