Laura Haro hace una magnífica crónica y resumen del contenido presentado a raíz de la investigación…. no te la puedes perder

Acompañar a la persona hasta  donde ella pueda y un poco más.

Wilheim REICH.

El pasado jueves 27 de septiembre, en la Sala de juntas de la Facultad de Educación, Psicología y Trabajo Social (FEPTS) de la Universidad de Lleida, se presentaba la investigación “La intervención social con familias en situación de cronicidad en los servicios sociales básicos”, ganadora del premio Dolors Arteman 2016, premio de investigación en Trabajo Social que convoca cada dos años el Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña.

Me emociona especialmente realizar la crónica de ésta presentación porque sé del trabajo, el rigor y la ilusión con la que se ha desarrollado. Impulsada por Lourdes Zanuy, antigua Jefa de Servicio de los Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Lleida; con la participación de diferentes trabajadoras sociales –compañeras- que están en la trinchera de la intervención y el acompañamiento social y bajo la coordinación de dos grandes de la profesión del trabajo social: Alba Pirla, Jefa de la Unidad Técnica del Área de Inclusión Social del Ayuntamiento de Lleida y Ramón Julià, trabajador social, profesor y coordinador del Grado de Trabajo Social en la Universidad de Lleida y ambos miembros de la plataforma de Ágora de Trabajo Social de Lleida.

¿Por qué no incorporar la cronicidad en el diagnóstico? De la misma manera que desde el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) se reconocen estados de carácter permanente en las personas (dependencia) que van a requerir de ayudas para realizar las ABVD y diferentes apoyos para su autonomía a lo largo de su vida; y de la misma manera que desde el Sistema Sanitario se reconoce al paciente en situación de cronicidad al que no se pretende curar (por su imposibilidad en estos momentos) sino cuidar y trabajar desde la prevención posibles complicaciones en su estado de salud; hemos de ser capaces de reconocer y de asumir que en Servicios Sociales también nos encontramos con personas y/o familias en las que confluyen diferentes variables y que se encuentran en situación de cronicidad.

Transformar nuestra mirada hacia estas situaciones familiares e incorporar la cronicidad en el diagnóstico va a suponer reducir la carga de estrés que nos supone la atención a estas situaciones, en las que pienso que muchas veces vamos por delante de las familias y ellas van a remolque, con el desgaste que esto nos supone y con la dependencia que genera para ellas y la frustración ante expectativas de cambio que no se cumplen; y a la vez establecer nuevas formas de acompañar y dar soporte conjuntamente con éstas.

Así, el pasado jueves, en una sala repleta de asistentes (alumnos de trabajo social, trabajadores sociales, profesores del Grado de TS, etc.) nos reunimos para poder escuchar y debatir acerca del componente de la cronicidad en las familias atendidas en SSB.

Alba Pirla abrió la presentación contextualizando el estudio desarrollado a partir de algunas ideas clave:

  • La existencia de situaciones familiares altamente complejas debido a las dificultades que éstas presentan en los diferentes espacios sociales en los que discurre su vida: en el ámbito relacional, de la autonomía, el económico, etc.
  • Los profesionales observan que a pesar de la intervención social prolongada en el tiempo estas situaciones no mejoran y permanecen estancadas y/o enquistadas.Señaló que en una situación de cronificación el factor tiempo cobra especialmente relevancia y puede jugar en contra nuestra. Valentín Escudero, en su estudio “Guía Práctica de la Intervención Familiar II. Contextos familiares cronificados o de especial dificultad” (2013), refiere que el tiempo es un exponente que multiplica el resultado final, ya que el tiempo cronificado de una situación de desequilibrio, la agrava, y a la inversa, es decir, menos tiempo en ésta situación crea mayor resiliencia y más garantías de equilibrio.Añadió algunos aspectos fundamentales relacionados con las familias en situación de cronicidad:
  • Los factores biopsicosociales y circunstancias de la familia que impiden que ésta avance y supere su situación de adversidad y los recursos internos biopsicosociales       que se pueden activar para favorecer que ésta progrese.
  • La progresiva delegación de funciones básicas que ésta deposita en los profesionales que intervienen.
  • Las reacciones que se producen en la trabajadora social en la intervención con familias en situación de cronicidad.
  • Las dificultades para encontrar estrategias de intervención efectivas y que produzcan efectos positivos para ambas partes: familias y profesionales.
  • El contexto de crisis de los últimos años que ha provocado que más familias se encuentren en ésta situación de dependencia de los servicios sociales. Éstas no eran familias tradicionalmente multiproblemáticas, pero las circunstancias adversas han provocado un deterioro progresivo de sus capacidades y potencialidades y la aparición de problemáticas sobrevenidas que han empeorado su situación y hacen que el círculo de la cronicidad se consolide.
  • Todo ello ha propiciado un contexto de pesimismo e incluso de estigmatización, y de desgaste profesional que se ha instalado entre algunos trabajadores sociales: “familias difíciles o irrecuperables”, “no hay nada que hacer”, etc., que provoca un enfoque pesimista y negativo en la intervención.

El malestar de los profesionales en relación a las familias en situación de cronicidad genera un estrés y agotamiento que se traduce en: burn out, fatiga por compasión o desgaste por empatía, “furor curandis” o delirio omnipotente de resolver, “la angustia de la espera” o el sustituir en lugar de activar.

Y todo ello sume al profesional en un estado de insensibilidad, indiferencia, pérdida de entusiasmo y empatía, irritabilidad, deseo de abandonar, desbordamiento emocional, etc.

Mostró los objetivos de la investigación que estuvieron centrados en:

  • Dada la escasez de bibliografía que aborde éste tema, el objetivo principal fue obtener un marco teórico de intervención en familias en situación de cronicidad.
  • Se intuía que no se las podía “catalogar” a todas por igual, por lo que se vio necesario analizar el perfil de familias que se encontraban en esta situación a partir de los datos extraídos del aplicativo de gestión de expedientes sociales del Ayuntamiento de Lleida.
  • Se debía analizar las estrategias de intervención que se habían seguido con éstas y los recursos utilizados para que superasen o avanzasen en su situación.
  • Conocer qué pensaban las familias de los SSB, cómo habían vivido su relación con los profesionales de SS, como se sentían, como veían su evolución, etc.
  • Realizar recomendaciones generales y propuestas realistas de intervención y ponerlas en marcha.
  • Generar conocimiento para la mejora en la intervención de éstas situaciones familiares.Ramón Julià nos presentó la metodología utilizada para el desarrollo del estudio. Puso en valor el matrimonio entre el mundo académico y el mundo de la práctica profesional y nos explicó que la metodología utilizada está inspirada en la investigación acción participativa, utilizando técnicas cuantitativas (análisis estadístico de la extracción de datos del programa de gestión de expedientes sociales del Ayuntamiento de Lleida) y cualitativas (grupos focales, grupos de discusión de profesionales, autoevaluaciones y coloquios familiares).Destacó la importancia de los coloquios familiares que han permitido acercarse a las familias, no para controlar ni interrogar, sino para dialogar.En este punto me parece interesante una cita del Principito de Antoine de Saint-Exupéry, que utilizo una de las ponentes, Ester Siscart, en el desarrollo de la presentación y que dice así: “A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: “¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?”. Pero en cambio preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?”. Solamente con estos detalles creen conocerle. Después de escuchar a las compañeras que hicieron los coloquios pienso que éste fragmento recoge la esencia de lo que ellas sintieron acerca de ésta herramienta de trabajo.Julià también mencionó el factor tiempo como clave en la cronicidad. Así, apuntó que se había considerado que estar en contacto de forma periódica a lo largo de 10 años o más era un plazo temporal adecuado para considerar una situación de severa cronicidad y dependencia de los SSB. La muestra por lo tanto, fueron aquellas situaciones familiares en que en el año 2006 tenían expediente abierto en SSB y seguían aún activos en 2016.Además también consideró otras situaciones e identificó 3 niveles de cronicidad en función del tiempo:
  1. Alta cronicidad: los últimos 10 años o más, desde el año 2006 hasta el 2016, de forma continuada. (42% de la muestra)
  2. Cronicidad moderada: entre 6 y 9 años (47%)
  3. Atención esporádica: menos de 5 años de los últimos 10. (11%)

Señaló las principales variables definitorias de los casos que se estudiaron fueron: sexo de la persona referente de la familia, edad, nombre de miembros de la familia, nombre de menores a cargo, minoría étnica, tipo de familia, barrio de residencia, nivel de instrucción, situación laboral, perceptor de renta mínina, nombre de rentas mínimas concedidas, existencia de discapacidad, tipología de enfermedad, tipo de cronicidad, nombre de profesionales de referencia, total de intervenciones realizadas, visitas a domicilio efectuadas, nombre y tipo de problemáticas atendidas y nombre y tipo de recursos otorgados.

Explicó los resultados estadísticos significativos del estudio:

  • El barrio y la cronicidad tienen qué ver. Ésta destaca especialmente en dos barrios de Lleida
  • La familia monoparental es significativa en la alta cronicidad mientras que la convivencia en pareja lo es en la moderada.
  • El nombre de menores en la familia aumenta con el tipo de cronicidad
  • El origen también tiene relación con la cronicidad. Familias gitanas en situaciones de alta cronicidad y familias latinoamericanas y autóctonas en la cronicidad moderada y la atención esporádica.
  • Si hablamos del nivel de estudios, tenerlos, no garantiza que no puedas caer en una situación cronicidad.
  • El paro es una característica de las familias en situación de alta cronicidad, mientras encontramos muchos pensionistas en situaciones de cronicidad moderada y asalariados en la atención esporádica.
  • En la alta cronicidad es significativa la enfermedad mental.
  • La percepción de la RGC tiene que ver con la alta cronicidad.Añadiendo más variables se profundizó aún más en el estudio.La media de problemáticas detectadas y recogidas en el registro de servicios sociales, aumentan de forma considerable a medida que avança la cronicidad. Lo hace de forma significativa en las problemáticas de tipo social, personal y familiar; en las económicas y en las de salud; aunque cabe destacar que éstas son las problemáticas que se dan de forma más significativa en las tres topologías de cronicidad.Las tipologías de familias a partir del análisis cluster efectuado dan como resultado tres perfiles de personas y/o familias en situación de cronicidad en Lleida:
  1. Mujeres en familia nuclear con una media de edad de 46 años y que están en situación de desempleo, que no padecen ninguna enfermedad y al mismo tiempo la mitad de ellas no tienen ningún tipo de ayuda en forma de prestación y que no pertenecen a ninguna minoría étnica.
  2. Mujeres solas       con una media de edad de 82 años, pensionistas con enfermedades orgánicas que no pertenecen a ninguna minoría étnica.
  3. Hombres que viven solos y que se encuentran en edad laboral, 57 años, pero en situación de desempleo gran parte de ellos. También la mayoría no pertenece a ningún grupo étnico y tienen algún tipo de enfermedad, mayoritariamente beneficiarios de la RMI.

Y si nos basamos en la alta cronicidad encontramos dos perfiles muy acusados formados en ambos casos por mujeres:

  1. Mujeres de mediana edad (50 años), en situación de desempleado, que han creado una familia nuclear, que no tienen enfermedades y que son actualmente beneficiarias de RMI (actualmente RGC) y que un gran nombre son de etnia gitana residentes en el barrio de la Mariola-bloques.
  2. Mujeres solas, de 76 años, autóctonas, que tienen algún tipo de enfermedad orgánica, pensionistas y que viven un nombre importante en el barrio antiguo oeste.

Anna Piñol se centró en explicarnos los resultados de una de las herramientas utilizadas para el estudio: las autoevaluaciones de las profesionales que han estado y están trabajando con éstas familias.

Señaló que se habían utilizado unas fichas de registro de autoevaluación (un total de 71 autoevaluaciones) que se estructuraban en tres grandes bloques: datos básicos de la familia, el proceso de intervención profesional a lo largo de los años y la relación y el vínculo establecidos con ésta.

Y que después de su realización las participantes en el estudio se reunieron para extraer las siguientes conclusions:

    • La mujer es la referente de la familia en situación de cronicidad; bien porque sean mujeres solas; familias monoparentales y/o la ausencia de sus parejas (está buscando trabajo, etc.). Añade que los SSB somos también cómplices de ésta reproducción de roles: los roles femeninos asociados al ámbito privado, a las tareas domésticas, al cuidado de los niños, etc.; y los roles masculinos asociados al trabajo fuera del hogar, a la independencia económica, etc. Nos hace falta incorporar la perspectiva de género en la intervención social e implicar y responsabilizar también a los hombres.
    • La cronicidad vestida de diversidad cultural. Aquí las profesionales reconocían cierta desconfianza en temas culturales y también desacuerdo en relación a determinados rasgos culturales que consideran que pueden ser un impedimento para conseguir la autonomía.
    • Cobran especial relevancia las familias de etnia gitana que ven a las profesionales del trabajo social como meras gestoras de recursos y que implica el agotamiento de las trabajadoras sociales ante tanta multidemanda.
    • Enfermedad y cronicidad también van de la mano. Implica un handicap importante por la complejidad de la situación y la necesidad de un abordaje terapéutico. Se pone en valor por parte de las profesionales la necesidad de un trabajo coordinado con otros sistemas de bienestar social, especialmente el de salud, para unos resultados mucho más efectivos.
    • Añade también que reconocer éstas situaciones como irreversibles en algunos casos, incorporando la cronicidad en el diagnóstico, permitirá también intervenir de otra forma a las profesionales (más allá de los recursos en especies y económicos) y que las familias tengan un acompañamiento social y soporte continuados.
  • Intervenir vs gestionar. Se trata de familias en la mayoría de los casos en las que han intervenido un gran nombre de profesionales a lo largo de los años. Éste aspecto tiene connotaciones negativas (no se favorece la relación de ayuda, se pierde confianza y genera malestar en las familias, rompe la continuidad en el proceso de intervención, etc.), pero también positivas (la profesional entra con ilusión y expectativas en el cambio familiar…)En relación con las coordinaciones con otros sistemas de bienestar social, las profesionales consideran que existen, pero que es baja la implicación de éstos en el abordaje del caso, así como en la aportación de recursos propios debido a los recortes o a la consideración de “casos sociales”.

 

    • Las visitas a domicilio son más bien escasas ya que la urgencia del día a día hace que las profesionales las aplacen.
  • Los modelos de intervención: ¿modelos o no modelos? con frases tan sobrecogedoras como “somos administrativas caras” de una de las profesionales que ha participado en el estudio.

 

    •       Los modelos de intervención que describen las profesionales como más    utilizados de forma consciente son el humanista, el sistémico y el de    intervención en crisis. No obstante en algunos casos también se          reconoce no saber qué modelo se está utilizando.
    • El equipo de SS, un puntal a aprovechar. Compartir las dudas, los dilemas, los avances y retrocesos en la intervención… pueden ser un elemento clave de apoyo y evitan la soledad del profesional en el abordaje de éstas situaciones. La supervisión también es un instrumento que se ponen en valor para la revisión y análisis de los casos.
    • El debate sobre la adecuación de las prestaciones y recursos y su efectividad para promover cambios. Ayudan a sostener la situación de precariedad de las familias, pero no a movilizar hacia el cambio y la autonomía. Se utilizan muchos recursos (becas, alimentos, ayudas de alquiler, etc.), pero no se promueven otros como los recursos de la propia familia, de la comunidad, etc. Además los recursos tramitados implican una alta burocracia para el profesional que resulta agotadora.
    •       Se pone el valor el SAD, pero se añade la aceptación por parte de la          familia para que realmente pueda incidir en la dinámica familiar y     realizar cambios en ésta.
    • Los diagnósticos y planes de trabajo. ¿Una brújula sin norte? Éstos van implícitos en algunos programas como la RGC, pero se señala su inexistencia por escrito sino es en el contexto de estos programas.
  • La participación de la persona en el proceso. ¿Objeto ó sujeto? ¿Usuarios ó ciudadanos? Se considera importante reforzar capacidades y potencialidades. Se pone en valor actividades comunitarias que han permitido romper situaciones de aislamiento y soledad de las personas atendidas.Anna Piñol cerró su aportación con una magnifica cita de Gandhi “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”, invitándonos a buscar el cambio interno, en nuestro modelo de servicios sociales, antes de pedir cambios a las familias.Seguidamente Esther Siscart nos situó en otra de las técnicas que se utilizaron en el estudio: los coloquios familiares. Se realizaron un total de 31 coloquios en los domicilios de las familias, familias de las que previamente los profesionales habían echo la autoevaluación, de los que salieron resultados tan interesantes como los que se detallan:Se pone en valor por parte de las profesionales ésta herramienta que permitió a la familia, de forma conjunta con las profesionales, reflexionar sobre su evolución en servicios sociales; sobre como vivían su situación; como valoraban nuestro trabajo y la relación establecida con las profesionales, etc.Las familias recordaban casi siempre el nombre del primer profesional que las atendió y muchas anécdotas acontecidas a lo largo de los años.Aquellos que han tenido un único profesional referente sienten que han establecido un vínculo con éste; los que han pasado por diferentes profesionales expresan cierto descontento porqué deben explicar de nuevo su situación a la persona que asume el caso.En general reconocen el soporte de los Servicios Sociales, pero consideran que los recursos son del todo insuficientes y a veces inadecuados “Siempre de dan galletas”. Admiten ciertos derechos (a ser atendidos, a ser escuchados,…), pero cuesta que identifiquen otros derechos como la dignidad, la confidencialidad, la información, etc.Respecto a los deberes reconocen el deber de cumplir con las indicaciones profesionales.La gran mayoría de las familias tienen una autopercepción de sus problemáticas muy clara y consideran que la principal es la económica. También cuesta que reconozcan sus puntos fuertes y potencialidades. Además los profesionales tampoco los tienen integrados en la intervención y raramente se les pregunta o reconoce.En algunos casos el humor aparece como un elemento de supervivencia tanto para las familias como para los profesionales.La falta de soporte relacional también se manifiesta en muchas ocasiones por parte de las familias.En general depositan en el profesional y en las instituciones su destino y sienten que no pueden hacer nada por cambiar su vida. La autopercepción de autonomía y de mejora de su situación no se hace visible, pero sí se hace visible la dependencia existente hacia los SS.La soledad es un elemento que aparece a menudo. Ponen en valor la participación en algún momento determinado en actividades grupales organizadas por SS y que han favorecido su socialización.Las esperanzas de mejorar en un futuro son pocas para éstas familias.Todas ellas pusieron en valor los coloquios familiares.Alba Pirla nos detalló las conclusiones y propuestas que pusieron el punto y final a la presentación. Entre las conclusiones del estudio señaló:

 

  1. Hay elementos que permiten identificar la tendencia a la cronicidad (barrio+salud+analfabetismo+tipo de familia+minoría étnica+menores…). Si identificamos en estados iniciales quizás podamos cambiar el curso de las situaciones familiares.
  2. La convivencia entre “nuevos crónicos” con los “crónicos tradicionales” pero seguimos trabajando con los mismos parámetros
  3. En los últimos años las políticas restrictivas han favorecido el crecimiento de un modelo asistencial que no garantiza los derechos sociales y los SSB “asumen lo que los otros no hacen”,
  4. La burocratización de los SS favorece el paternalismo decantándose esta hacia una gestión eficaz y eficiente de los recursos más que en la intervención social. Se actúa de forma reactiva y “apagando fuegos”. Vamos todo el día “como pollos sin cabeza” como dice Víctor Küppers.
  5. La respuesta a la alta cronicidad se afronta, hasta el momento, con recursos, sobretodo en especies y económicos. Todos reconocen la dependencia hacia los recursos, sin los cuales las familias sienten que no pueden tirar adelante. Si la autonomía es el objetivo, los recursos existentes y las intervenciones que se realizan no lo cumplen.
  6. Existe dependencia de ayudas fragmentadas que no aportan seguridad de vida ni responden a las necesidades reales.
  7. La multiplicidad de profesionales cambiantes distorsiona la relación de ayuda.
  8. Las familias en situación de cronicidad tienen una baja percepción de ellas mismas, que generalmente coincide con la de los profesionales. No se trabajan suficientemente las potencialidades de las familias en situación de cronicidad, hecho que favorece su cronicidad y dependencia.
  9. Las familias depositan el “locus de control” en el exterior, hecho que favorece la cronicidad, Los profesionales, en ocasiones, también.
  10. Las intervenciones profesionales no tienen resultados positivos en términos de autonomía, pero sí en acompañamiento y evitan que empeoren las situaciones. Tenemos entonces que poner en valor lo que sí hacemos bien.
  11. Las familias desconoces sus derechos y tienen una baja participación en la resolución de sus dificultades. La participación no se motiva suficientemente por parte de las profesionales.
  12. El diagnóstico y el plan de trabajo se incorporan de forma insuficiente o poco clara en las estrategias metodológicas que se utilizan.
  13. No hay mirada de género explícita en la intervención social.
  14. No se tiene suficientemente en cuenta, en la intervención con colectivos inmigrantes o minorías étnicas, aspectos relacionados con la diversidad cultural ni el uso de orientaciones comprensivas.
  15.  No se trabaja suficientemente desde una perspectiva transgeneracional.
  16. Se observa un modelo centrado en la institución por delante del centrado de la persona.
  17. No se detectan ideas innovadoras en el abordaje de las familias en situación de cronicidad. No podemos innovar sin ideas y no hay ideas sin profesionales motivadas.

Entre las propuestas dirigidas a las organizaciones de SSB y las profesionales que se elevaron señaló que es necesario un cambio de paradigma, de modelo en los SSB en beneficio de todos: profesionales, familias crónicas y las recién llegadas al sistema, cambio que hace años se constata como necesario pero no se produce. Insta a las Instituciones a dejar trabajar a las administrativas y desprender a las TS de funciones que quitan posibliidades a la intervención social por la cual nos pagan, apuestan por revisar los criterios de acceso a prestaciones de urgència, que requieren una actualización para poder aportar seguridad real a las familias, revisión de protocolos para generar Trabajo en red del de verdad y no de trasmisión de información. entre otros.

Destacaremos algunas de las propuestas generales que nos hace el equipo, que al final del documento plantea estrategias concretas de acción con cada clúster

  1. Incorporar la cronicidad en el diagnóstico
  2. Reducir la “híper activación”: PARAR, PENSAR Y RE-PENSAR
  3. Autocuidado
  4. Establecer vínculos, nuevas miradas y complicidades comunitarias
  5. Practicar la autocrítica y autoevaluación
  6. Recuperar la metodología del trabajo social
  7. Incorporar los coloquios familiares en la intervención con familias en situación de cronicidad
  8. Identificar conjuntamente con las familias sus potencialidades
  9. Diferenciar contextos
  10. Incorporar la mirada de género
  11. Ampliar la mirada hacia la diversidad cultural
  12. Promover contextos relacionales y de crecimiento
  13. Mejorar la información y la credibilidad
  14. Ejercer el rol de profesional referente que requiere planificar las intervencions con los sistemes significatives y desde la coresponsabilidad

¿Verdad que os habéis quedado con ganas de más? Pues en breve encontrareis el estudio en la redes y se dispondrá de su edición en papel.   

El jueves fué un gran dia para nuestro equipo. Cerramos esta crónica con ela canción els teus somnis de Sopa de Cabra https://www.youtube.com/watch?v=A8KbdBPCQoI