“Lo mejor de los servicios sociales es que tengan una “misión suicida”, si lo hacen bien, desaparecen porque la persona ya se ha apropiado de su vida”. Begoña Roman

Marta Pardell y Laura Haro hacen una magnífica crònica del jornada organizada por Arrels Fundació de Barcelona sobre los derechos de las personas sin hogar y los retos éticos que pueden surgir durante la intervención social.

La Jornada contó con la participación de Rafael Ribó, Síndic de Greuges, y Begoña Roman, presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña.

El director de Arrels,Ferran Busquets, presentó la Jornada introduciéndonos en el tema que nos había de ocupar a lo largo del día. Recordándonos, por una parte, como las personas en situación de sin hogar (PSH) ven vulnerados derechos fundamentales (vivienda, salud, seguridad, intimidad, etc.) y son estigmatizadas; y planteando como, en algunas ocasiones, desde los mismos servicios de atención a PSH podemos vulnerar derechos: cuando nos imponemos buscando soluciones rápidas a situaciones y pasando por alto lo que quiere la persona, etc. ¿Hasta qué punto nos creemos los derechos de las personas y los queremos potenciar? Recuperamos derechos … ¿nos cargamos derechos …?.

Y por otro lado, como podemos identificar y afrontar diferentes dilemas éticos que se nos presentan en el día a día de trabajo con estas personas.

La Conferencia del Síndic de Greuges de Cataluña llevaba por título “Derechos y ética en la intervención social”. El Síndic nos recordó el recorrido en las oleadas de derechos que hemos tenido a lo largo de la historia: derechos de las personas individuales (derecho a la vida, derecho a la correspondencia …), derechos democráticos (de sufragio, de reunión, de asociación …) y los últimos derechos conquistados por la humanidad fueron los sociales (trabajo, salud …) los que aún deben consolidarse y se harán efectivos y reales porque no están suficientemente reconocidos por las leyes.

Hizo también un recordatorio de todo lo que recoge la legislación en materia de derechos sociales, centrándose en la situación política y realidad atento que estamos viviendo actualmente en Cataluña y en todo el estado español.

Señaló como las personas más vulnerables son las que generan menos quejas al Síndic, lo que nos lleva a pensar que hay que fomentar mucho más su participación y empoderamiento y poner a su disposición toda la información para que puedan ejercer sus derechos.

Citó el informe que se hizo sobre El Fenómeno sin hogar en Cataluña (2005) y señaló cuatro cuestiones:

1) La voluntad del usuario. Se les debe ofrecer alternativas a su situación, pero hay que respetar que la persona quiera vivir en la calle.

2) Hay que implementar intervenciones más valientes para abordar la complejidad de estas; definir intervenciones globales suficientemente dotadas de recursos.

3) Aplicar programas innovadores que se adecuen a las situaciones de las personas.

4) Hablar de inclusión: no es un usuario al que le tenemos que resolver su situación, sino que es un usuario que debe ser ciudadano con plena inclusión en la sociedad.

Informó que tienen previsto presentar un segundo informe en relación al sinhogarismo, donde se aborda el tema de escasez presupuestaria para abordar este fenómeno y, por lo que entendimos, donde se ponen de manifiesto otras dimensiones y / o fenómenos que él considera del sinhogarismo como serían la situación de los trabajadores temporeros y la de los refugiados.

Por último recalcó el teléfono para presentar quejas y pedir información del Síndic: 900 124 124

Seguidamente contamos con la entrevista, por parte del periodista Matthew Tree, a la presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales.

Si los Servicios Sociales ya tienen incorporado en su ADN y en su idiosincrasia la vertiente ética, ¿por qué necesitamos un comité? Begoña refería que hay un gran complejidad a la hora de tener que tomar decisiones y a la hora de establecer que es lo que está bien y lo que está mal porque la sociedad actual es moralmente plural. El riesgo de moralizar desde la ética personal es muy alto, por eso hay conocimiento técnico.

Se refirió a Foucault, como la primera persona que se dio cuenta de que había un alto riesgo de biopolítica, es decir, de control sobre las vidas de las personas atendidas por parte de los profesionales que toman decisiones con gran impacto en sus vidas .

A veces, más allá de la ética personal, también está la ideología de la organización para la que trabajamos. No basta con la buena voluntad de los profesionales, hay una ética de la responsabilidad y hay que poner la persona en el centro.

¿Y cuáles son las funciones del comité? Hacer recomendaciones sobre determinadas temáticas, asesorar al gobierno sobre determinadas políticas que quieran poner en marcha y formar y promover conciencia entre los profesionales para que no se queden sólo tomando decisiones sobre otras personas muy complejas y arriesgadas.

En el transcurso del diálogo informó que estaba previsto que en enero del próximo año se publique una recomendación en relación a la retirada de recién nacidos en entornos hospitalarios. Nos recordó cómo algunas veces la igualdad en el acceso a los servicios sociales no garantiza una igualdad de uso de estos, por eso hay que mejorar la accesibilidad y la proactividad porque sino venden también pueden necesitar y debemos ser capaces de detectar estas situaciones de necesidad. Hizo también mención al asistencialismo que ha resurgido a raíz de la crisis económica iniciada en 2008, y desde el cual, con la mejor voluntad, se puede generar un alto impacto de estigmatización y de humillación para las personas. (Ej. La controversia que generan los Bancos de Alimentos).

Y como esto nos hace ver que tenemos muchos problemas no resueltos a nivel político, económico y social.

Ante la pregunta de Matthew sobre la relación entre ética y ley aplicada, la Begoña explicó cómo muchas veces nuestra legitimidad y legalidad social para llevar a cabo el trabajo que hacemos en el ámbito de la intervención social, tiene mucho que ver con respetar el ordenamiento jurídico. Tenemos una obligación de responsabilidad jurídica, pero también de crítica del ordenamiento jurídico para reformarlo cuando consideramos que este es injusto. Tenemos que pensar en qué nivel de riesgo estamos dispuestos a asumir mientras hacemos la reforma de ley.

CREER QUE LAS PERSONAS TIENEN CAPACIDADES.

Todas las personas tienen capacidades, cada una con unos umbrales, y no las hemos de mirar como un destino y de por vida. Se trata de cambiar la mirada y en creer que todas las personas tienen posibilidad de desarrollar capacidades y de romper destinos.

Esto significa, mirar como puedo hacer una intervención lo más corta posible para desaparecer.

El mejor de unos servicios sociales es que tengan una “misión suicida”, si lo hacemos bien, desaparecemos porque la persona ya se ha apropiado de su vida.

Tener una mirada de dignidad y que merece el reconocimiento de que te veo y te reconozco. Es importante la conversación terapéutica, que ellos puedan hacer su narración, porque la narración es constructora de identidad, y dejándonos interpelar • lar por ellos sin ser unos inquisidores.

En situaciones de personas que se tienen un brote psicótico ó están bajo los efectos de las drogas, considera que no es correcto decir que si intervenimos no respetamos su autonomía porque no tienen autonomía y / o competencia; por tanto el deber es proteger aquellos que no tienen autonomía para evitar malos en sí mismos o en los demás. Esto es una responsabilidad del profesional y de los equipos: “a pesar de que tú no quieres, tenemos que hacer un internamente para que el riesgo para ti o para terceros es muy alto”.

Y cuando la persona esté estabilizada habrá que acordar qué hacer para no volver a llegar a una situación como esta, anticipar escenarios donde la persona no quiere llegar. Acordar con la persona lo que no quiere, es más accesible para ella.

En relación a la pregunta sobre los casos de mujeres víctimas de violencia machista, Begoña responde que habría que analizar este problema desde diferentes nivel : micro, meso y macro. Desde el primero debería garantizar estabilidad porque no se puede vivir bien con miedo, hay que crear capacidades de resiliencia y también crear capacidades sobre su capacidad de decir “no” y de asumir otra alternativa de vida y también de crear vínculos de confianza con los profesionales y saber distinguir vínculos patológicos que infravaloran.

A nivel meso requerimos equipos profesionales y dispositivos para abordar esto. Y a nivel macro hay deconstruir los aprendizajes que tenemos alrededor del “género”. Es necesario que en la acción social pensamos más despacio.

Por último, en el espacio grupal de la tarde, se trabajó en torno a diferentes dilemas éticos que se nos pueden presentar en la atención social.

Concretamente los grupos se reunieron alrededor de 7 dilemas éticos que al final de la tarde se pondrían en común:

  1. Es éticamente correcto coger datos de las personas que no nos han autorizado?
  1. ¿Qué pasa si una familia con hijos menores de edad y sin recursos ocupa un piso que nuestra entidad tenía destinado a una persona que duerme en la calle? Se puede echar a la familia?
  1. Es éticamente correcto echar de una vivienda a una persona sin techo que termina alterando las condiciones de vida o algunos aspectos del plan de trabajo?
  1. En caso de problemas económicos en una entidad o en un servicio, se prioriza la atención a las personas o los puestos de trabajo?
  1. Es ético que los servicios se ofrezcan a la persona de manera temporal?
  1. Dejamos en la calle o acogemos en un alojamiento compartido a una persona que puede tener una enfermedad mental, adicciones o trastornos de conducta? Plan de trabajo individualizados versus equipamientos col • lectivos
  2. Tenemos que trabajar a partir de la voluntad de la persona o del criterio profesional?

 

Para quien esté interesado, puede ver las intervenciones del Síndic de Greuges y Begoña Román, así como acceder a las conclusiones del trabajo en grupos desde el enlace:

http://www.arrelsfundacio.org/eticaidrets/