Los medios de comunicación tienen una gran influencia en la construcción de la opinión pública porque los consumidores así lo hemos legitimado. Sin embargo, no están exentos de meter la pata, como cualquier profesional que se precie. No obstante, en las últimas semanas hemos vivido el Caso Nadia como la crónica de una mala praxis periodística que deja tras de sí varias evidencias: la información no siempre se contrasta ni se verifica, las desgracias ajenas venden y si apelas a la misericordia de la ciudadanía aún más, y por último, las consecuencias que ello acarrea, en este caso, han sido devastadoras.

Se podría hablar largo y tendido sobre este tema, pero hoy, lo que a mi me preocupa, es el tratamiento informativo de un colectivo tan vulnerable como son los menores de edad sin valorar los riesgos que pueden comportar para ellos y para su entorno.

Si haces una consulta en gloogle sobre el tema, observarás que se ha vulnerado la intimidad de Nadia al aportar información personal, familiar y escolar, se han visto imágenes que la identifican perfectamente y puedes ubicar los lugares más frecuentados por la joven. Tampoco se han aportado, al menos hasta ahora, elementos para contextualizar los hechos desde la perspectiva de los derechos de la niña… se ha caído en el sensacionalismo.

Por todo ello, creo que es importante disponer de una serie de recomendaciones para tratar el maltrato infantil; por parte de los medios de comunicación y por parte de aquellos profesionales que estamos en contacto directo con el colectivo.

De hecho, aprovecho la ocasión para facilitar una serie materiales al respecto:

Espero que sea de vuestro interés.