La vulnerabilidad actual generalizada me hace sentir con más fuerza la fragilidad extra de las personas sin hogar con las que trabajamos. Entradas anteriores de Àgora nos hablaban de lo que significa un pijama, o explicaban que las trabajadoras sociales también lloran. hablando de la muerte. La nieve, la temperatura extrema, el toque de queda y la COVID, menuda combinación letal… deja si cabe más a la intemperie, visibles, personas que duermen al raso. Y se la juegan, mucho. Y algunas van, y se mueren, como dos personas sin hogar ayer en Barcelona. Pero “la muerte social antecede a la muerte física” -¿sabes quien dice esto?… – Hoy, nuestro invitado especial en clase de la UDL, Alejandro Rodríguez Robledillo, hablaba entre otros de la muerte y de que todo trabajador/a social lleva en su mochila un muerto. Y todas necesitamos forjarnos una armadura forrada de terciopelo. Cuanta verdad junta en una frase.
-¿Tu sabes que muchos muertos encontrados en el Everest están desnudos? -me preguntaba el colega montañero y escritor a vueltas de lo que le contaba…. Ahí me ha dado un sablazo el alma. Mierda, ¡la coraza, joder, la coraza!…
Releyendo el post mencionado antes, decía en él que…” a veces pienso en si los trabajadores sociales nos convertimos en el ángel de la guarda de las personas más frágiles y vulnerables, hasta su muerte. A veces, previsible, otras, no.”Ayer nuestro equipo de educadores, a las 24h y a -5 grados, hora en la que todos los que tenemos casa estábamos a 18 grados bajo un edredón, decidió, antes de marchar a casa, volver atrás “por si acaso hay alguien en ese rincón oscuro y escondido”…
Y va y te das cuenta de que las casualidades NO existen. Es ese halo en la nuca que nos lleva a los profesionales a cambiar de rumbo, a volver atrás “por si acaso”… y acertar.
Ahí estaba Manuel. Desnudo, en el suelo, en un rincón a oscuras, a menos 5 grados, delirando. Es el “desnudo paranoico”, el “frio estúpido” que hace que sientas calor cuando tu cuerpo está helado -según he leído en Google sobre montañas, nieve y muerte-. El que te lleva a morir cuando la hipotermia se come hasta la última reserva. Si no recibes ayuda externa, dicen que te mueres. Pero estaban mis compañeros. ¿casualidad? bravo.
Cuando decimos que el iglú es más que un pabellón, que es trabajo social a fuego lento, es verdad. Los profesionales de inclusión social, los vigilantes de la estación de la vida cuando esta está patas p’arriba. Los que activan lo inactivable si estás jodido y, si hace falta, te llevan a cuestas al hospital. Los que se sientan contigo si te hundes y esperan, en silencio, a que puedas o quieras hablar y reconciliarte con la vida, levantarte, y seguir caminando.
Si me pierdo algún día, buscadme en esta estación, con mi equipo maravilloso que trabaja con … ¿casualidades? espero que Manuel siga bien, se mantenga alojado y caliente. y que algún día pueda estar en su casa bajo el edredón sin delirios helados letales.
y me gustaría que Manuel y los miles de personas sin hogar que existen, jamás sientan ese “frio estúpido” asociado a la hipotermia y, si llegase el momento, alguien, por “casualidad” dé con ellos aún vivos.
Por desear en pequeño, claro, es un fracaso de nuestra sociedad que las personas duerman en la calle. Y no es tampoco por casualidad.
¿o si?
La nieve, el frio, se irán, y ahí seguirán invisibles y sin derechos los mismos que un día, sobrevivieron al “desnudo paranoico” sin necesidad de subir al Everest
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