Laura Haro y Marta Pardell, compañeras de ÀGORA nos regalan este relato breve que nos recuerda las cosas buenas de nuestra profesión.
Dicen que las apariencias engañan. En algunas ocasiones así es. Tendemos a juzgar a algunas personas por su apariencia, sin esperar a conocerlas.
A mi me pasa. Me pasó con Arnold, ¿lo recordáis? Casi lo mato con el PIRMI.
Arnold tiene cuerpo de armario, apariencia de “hooligan” y un discurso algo xenófobo y racista.
Creció en un entorno hostil, rodeado de situaciones violentas en las que se daban de manera frecuente agresiones verbales y físicas y dónde el discurso imperante era que sólo sobrevivía el más fuerte. Eso hizo mella en él y en su personalidad.
En los últimos años algunas de sus ideas y creencias se han ido desmontando, ha ido tomando conciencia de otras realidades, descubriendo que en la vida hay colores de piel, siendo paciente en ciertas cosas, controlando sus nervios y mostrándonos sus cualidades.
Recuerdo cuando iniciamos nuestra relación profesional. A veces me daba miedito… Con poca tolerancia a las esperas, veías como se iba poniendo nervioso en la sala de espera, rojo, transpirando líquidos todo el rato…
Y así te llegaba al despacho. Ni sentarse hacía…
Así que su presencia me ponía bastante nerviosa.
Con el paso de los años ambos nos fuimos tranquilizando.
Hace poco que Arnold pudo acceder por fin a una vivienda asequible que visitamos hace unos días. Y como las apariencias engañan, pues habíamos sacado conclusiones previas sobre el estado en el que la tendría.
Nada que ver. Su piso es todo sentido y sensibilidad.
Arnold ha echo un esfuerzo económico para comprarse muebles auxiliares que den un toque de estilo a su hogar, SÍ, su hogar.
Nos imaginábamos su piso lleno de pósters de boxeadores destacados, pero no, nada más lejos de la realidad. Arnold quiso enseñarnos y presumir de su campo de amapolas, destacando que era una pintura impresionista de Monet…
Pensábamos encontrarnos un perro de raza peligrosa en el piso, pero tampoco fue así. En su defecto, tiene un lindo gatito.
Además pudimos comprobar la buena relación que tiene con los vecinos, cuando una de ellos vino al piso para pedirle ayuda con el traslado de unos muebles.
De sus rasgos identitarios conserva su entrenamiento diario con pesas acompañado del heavy metal de Metallica, pero no descartamos que en un futuro escuche el Parsifal de Wagner.
De hecho, estamos casi seguras de que su kit de pesas es puro atrezo con el objetivo de que no pensemos que está cambiando demasiado…
Nos ha ido mostrando su verdadera esencia e identidad. Y es que a veces las etiquetas y la semántica pueden ser muy tóxicas.
Así que, damos fe de que las apariencias engañan:)
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