Este es un pequeño homenaje a esas mujeres latinoamericanas, que cuidan de nuestros mayores y de nuestros familiares dependientes, lejos de sus familias, en momentos muy difíciles. Demasiadas veces lo hacen en unas condiciones indignas y de explotación. Cuidémoslas como ellas cuidan de nosotros y seamos conscientes de sus sacrificios.

 

A los míos.

Nunca pensé que sería tan duro. Cierro los ojos y veo sus caras, oigo sus voces, siento sus abrazos. Estar lejos de ustedes me parte el alma y hace que el miedo corra por mis venas, hasta inundarlo todo y llenarme de desasosiego y tristeza.

Aquí, a 9.000 kilómetros de casa, parece que todos se están volviendo locos. Esta enfermedad que corre libre por la calle amenaza nuestras vidas, y es capaz de sacar lo mejor y lo peor de la gente. Pero no puedo dejar de pensar en ustedes, en como estarán, en como serán atendidos si les llega la enfermedad, allí, donde solo los ricos pueden ser bien atendidos.

A veces, me pregunto cual es este mundo injusto que me mantiene apartada de mi gente, de mis hijos, de mis padres mayores, de mi família, de mis amistades, … Sepan que las cosas aquí no son siempre fáciles, que luchamos, que tenemos que hacernos valer porque no siempre se nos trata como debieran hacerlo. Pero aquí estamos, cuidando de personas a las que amamos y sufrimos, con las que muchas de nosotras vivimos, cuidando a nuestras familias de aquí, aunque a menudo nos vean como seres ajenos.

Ahora, las autoridades piden que las personas se queden en casa, sobre todo porque esta enfermedad pone en riesgo a los abuelitos y a las personas ya enfermas. En un mundo donde la gente parece que se ha olvidado de sus mayores, siento el dolor de no poder cuidar de los míos. En un mundo en el que se piensa que se es libre, siento llevar ya unos años en confinamiento.

Si no tuviera que luchar por tener mis papeles, volvería. Si no tuviera la necesidad de ganar dinero, cueste lo que cueste, para mantenerles, para ayudarles, para ofrecerles un futuro mejor, volvería. Si no tuviera miedo de lo que les pueda suceder allá, descansaría. Pero no puedo hacerlo y no sé como cuidarles en la distancia.

Los extraño y los quiero.