Fruto de la investigación acción participativa con los y las profesionales del Ayuntamiento de Lleida y gracias a la complicidad de los sucesivos responsables políticos y técnicos de la concejalía de servicios sociales del Ayuntamiento, hemos podido ahondar en un tema que surgió como preocupación a raíz de la primera investigación sobre la cronicidad que realizamos en el año 2019, ganadora de la VIII edición del premio Dolors Arteman, otorgado por el Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña, en la modalidad de mejor investigación que realizar: La intervención social con familias en situación de cronicidad en los servicios básicos de atención social. Puedes consultar la publicación aquí
Desde la Universidad de Lleida (UdL), con mis compañeros Ramon Julià Traveria (coord.), Xavier Miranda Ruche y con un fantástico equipo de investigación compuesto por las profesionales de los SBAS de Lleida: Ma Jesús Aparicio, Ester Siscart, Anna Piñol, Anna Villafranca, Núria Acosta, Elionor Ripoll, Maite Roca, Vanesa Noguera, Assun Farré, Irene Ibarz y Montse Massana, pudimos, gracias al empujón de la unidad de Desarrollo y Cooperación de la UdL, hacer posible a través de las ayudas de investigación en materias de cuarto mundo, un nuevo estudio aplicado del que nos sentimos profundamente orgullosas ya que aporta información, rigor, reflexión, teoría, metodología, propuestas y recomendaciones.
Puedes descargar el libro “Presente y futuro de los hijos e hijas menores de las familias atendidas en los servicios básicos de atención social. El peso de la cronicidad” pinchando aquí
Agradecemos el prólogo del compañero Xavier Pelegrí que nos invita a adentrarnos, a través del libro, en el concepto de «cronicidad», relativamente nuevo en la jerga del trabajo social y de los servicios sociales, de hecho, afirma Pelegrí, podríamos considerar que ha sido tomado prestado por los profesionales de la salud que lo tienen profusamente incorporado en la descripción diagnóstica de sus pacientes. La cronicidad tiene como características principales la dependencia de los servicios asistenciales (en este caso los SBAS y de todo el entramado de ayudas que facilitan) y la perpetuación en el tiempo (de ahí la raíz griega de chronos = tiempo).
Para ser más rigurosos quizás podría diferenciarse dos tipos de cronicidad social. Una como consecuencia de factores biopsicosociales congénitos y objetivables que difícilmente pueden superarse mientras la ciencia no encuentre forma de revertirlos (por ejemplo personas con discapacidad o con trastornos mentales). Y otra que se vuelve más de un estilo de vida enquistado que nace de asumir y de conformarse con cierta incapacidad personal para salir de la exclusión hacia situaciones de menor vulnerabilidad y, por tanto, de mayor autonomía. Hay que decir que el sistema social es a menudo el gran responsable de esta segregación cuando crea factores «excluyentes» por razones de clase, de género, de origen, etc. que impiden transitar los itinerarios de salida de la dependencia.
Si en la primera investigación se abordaba el progresivo estancamiento de las familias con las que hay que intervenir durante un largo período de tiempo, la presente, aunque recuperando parte de las familias, se adentra en la repercusión que dicha herencia cultural puede tener en los hijos e hijas menores de edad. Se observa por tanto como predomina la traslación generacional de padres, madres a hijos e hijas, así como las características familiares y las condiciones culturales que hacen que, este legado, sea más probable que se produzca, y pudiéndose detectar de forma simultánea hasta tres generaciones con cronicidad en una misma saga familiar.
La metodología que se emplea es mixta: cuantitativa y cualitativa, lo que permite una visión más panorámica y al mismo tiempo una percepción más humana de los informantes.
En cuanto a las conclusiones, reconocen que estas familias están muy desprotegidas debido a su situación socioeconómica, sobre todo en el contexto actual de crisis, y con un alto riesgo de transmisión generacional de la pobreza. Sin embargo, son familias que tienen potencialidades para superar estos obstáculos si recibieran un apoyo social, profesional e institucional suficiente que les ayudara a desarrollar sus fortalezas y aprovechar las oportunidades que se les presenten por ellas y sus hijos e hijas.
Resumen del libro:
Muchas de las familias, que son atendidas desde los servicios básicos de atención social con hijos e hijas menores a su cargo, se encuentran en situación de riesgo de pobreza, con ingresos insuficientes y procesos de intervención que perduran con los años, generando dependencia y produciéndose una cronificación en el tiempo. Son familias con un alto riesgo de transmisión intergeneracional de la pobreza si no se activan medidas que ayuden a prevenir esta situación llena de amenazas. Les caracteriza que depositan en sus hijos e hijas grandes expectativas de futuro que pasan por el éxito educativo y la posibilidad de una movilidad social ascendente, que a sus progenitores se les negó, y a la vez que son muy resilientes, cualidad que les ayuda a superar esta situación de precariedad y presentar un pronóstico más favorable.
Y si transitamos por sus capítulos…:
El primer capítulo del libro nos aporta una amplia mirada hacia el concepto de cronicidad en los servicios básicos de atención social y su relación con la vulnerabilidad y la cronificación de la pobreza de las familias. La pobreza como legado familiar y su impacto sobre los menores y las posibilidades de que se produzca una transmisión generacional y un impacto sobre la desigualdad educativa.
Hace referencia teórica a la educación y la necesidad de estrategias intersectoriales, a la segregación escolar como forma de exclusión educativa y por último, a la resiliencia y pronóstico familiar.
El segundo capítulo nos explica el marco metodológico, haciendo una descripción de las técnicas utilizadas en el trabajo de campo: Autoevaluación profesional, coloquios familiares/diálogos apreciativos y entrevistas semiestructuradas a profesionales y grupos de discusión.
El análisis estadístico nos facilita el conocimiento de los perfiles de las familias según el tipo de cronicidad y añadiendo indicadores sobre la percepción de prestaciones públicas, situación económica, entre otros.
En capítulos posteriores nos adentramos en el análisis de las entrevistas y grupos de discusión realizados con profesionales de distintos ámbitos (salud, educación, infancia, etc) y podemos conocer los factores asociados a la cronicidad presentes en el discurso profesional, el análisis de los resultados de las autoevaluaciones de las profesionales en relación a la intervención social, el diagnóstico, las problemáticas, la presencia de menores, y los recursos gestionados. Este análisis se centra también en los recursos materiales dirigidos a la cobertura de necesidades básicas, el uso de recursos relacionados con la educación formal y no formal, la tenencia (o no) de bienes materiales que suponen desigualdad, la relación con los problemas de salud de los menores, la conyugalidad, el impacto de los grupos de parentalidad positiva y preservación familiar en la vida de las familias, así como las potencialidades y fortalezas que se detectan en las familias y sus menores y las expectativas de futuro
Es interesante también conocer la visión de los propios menores, que se recoge gracias a un grupo de discusión realizado con ellos/as, en el que podemos observar sus miedos, sus agradecimientos y reconocimiento (y un cierto sentimiento de estar en deuda con ellos), sus deseos de proyecto de vida independiente…
En otro de los capítulos damos voz a las familias protagonistas del estudio en el que reflexionan sobre aspectos como el inicio de su relación con los SBAS, la valoración sobre las ayudas recibidas o la ayuda como relación de ayuda, sus puntos fuertes como familia, el futuro de sus hijos e hijas menores, las condiciones de la vivienda y su repercusión en los menores, la relación familia-escuela que mantienen , las actividades conjuntas padres e hijos/as que realizan así como sus sueños, peticiones y miedos
En el último capítulo de conclusiones podemos analizar las amenazas, las esperanzas de futuro, la garantía de los derechos de las niñas y niños , el presente y el futuro a través de la educación, y aportamos una mirada fresca sobre las oportunidades, apuntes para la reflexión y recomendaciones prácticas.
Creemos que puede ser muy útil para la practica desde la intervención social poner en el centro a los y las menores de forma que podamos invertir esfuerzos hacia el futuro, des de su presente.
Una vez más se pone en evidencia que es necesario e imprescindible que las políticas públicas garanticen los derechos de los menores defendiendo el interés superior de estos, y son los servicios sociales y la red de servicios de bienestar social que procuran los distintos sistemas los que deben garantizar los recursos necesarios para promover el desarrollo de las familias y reducir el riesgo de reproducción de la pobreza y la dependencia, transitando los y las menores hacia la vida adulta con todos los apoyos necesarios.
Para combatir la pobreza infantil es necesario articular políticas transversales e integrales, con medidas que ayuden a mejorar la pobreza más temporal, así como medidas que se dirijan a aspectos más estructurales, que ayuden a los padres a generar los recursos necesarios para salir de la pobreza y, así, garantizar el bienestar en el presente y el futuro de sus hijos e hijas.
Es necesario disponer de nuevas estrategias en el sentido de la intervención preventiva y proactiva, a partir de proyectos específicos y mediante actuaciones integrales, coordinadas y adaptadas al grado de necesidad y complejidad de cada familia, poniendo en el centro la promoción de los menores, articulando las respuestas necesarias con el fin de evitar el fracaso escolar, el abandono prematuro, el acceso a la educación superior en las mejores condiciones, y, por lo tanto, trabajando en perspectiva de futuro, así como garantizando paralelamente los bienes materiales necesarios más allá de la supervivencia o mantenimiento en la situación de pobreza (promoviendo acciones reales de ocupación y empoderamiento y de conciliación familiar), acompañando a las familias y a sus hijos e hijas desde una perspectiva de desarrollo integral y autónomo.
Estas deberían ser las respuestas eficientes y eficaces del sistema en la lucha contra la transmisión generacional de la pobreza, fortaleciendo a las familias y generando sinergias comunitarias que cuiden y refuercen vínculos positivos, que se demuestra que existen en el interior de las familias, pero que resultan frágiles e insuficientes en el contexto actual.
QUE TOT ET VAGI BÉ – Txarango feat. Gerard Quintana, Natxo Tarrés
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