Tornem amb més relats, aquest cop de la mà d’Alba Pirla, noves històries a #Maranyosa 12!
En Maranyosa, un centro de servicios sociales especializado en la atención a personas sin hogar, la vida sigue entre el caos, el humor y la tragicomedia. Es nuestro día a día, y así se lo queremos contar. Veamos en que nos sorprende esta vez un viejo amigo, Mustafá
Hace un año el Sr. Mustafá pilló un cabreo descomunal con su trabajadora social. No entendía porqué ésta no se podía transformar en un Ingreso mínimo vital, ni en un NIE, ni en un empadronamiento en un hogar con vistas a la ciudad. En fin.
Aún así, su trabajadora social le dejó la puerta abierta a volver; Sin cumplir NINGUNO de los requisitos que impone la Administración para acceder a los derechos no hay forma de encontrar grietas al sistema, eso no se lo dijo Mary Richmond en el siglo III a.C. pero no me extrañaría…
– Si tiene alguna cosa que me quiera contar, si le pasa algo nuevo que yo pueda ayudarle a resolver, si cambia su situación, venga a hablar conmigo y veremos qué podemos hacer -le dijo su trabajadora social, dejando la puerta abierta a posibles nuevas fatalidades…
Si vuelve y ha ido a peor será porque ha desarrollado una enfermedad grave e incurable, un trastorno delirante, habrá perdido su precario trabajo en “B” cortando cañas, o su habitación insalubre en un piso infumable, compartida con otros seis paisanos … o todo junto.
Mustafá se prometió a #SíMismo, hace un año, no volver JAMÁS a servicios sociales. Menuda panda de pendejos hay en la Administración que no le “quieren” ayudar.
Es el pan de cada día en servicios sociales. Un minuto de silencio por todas las trabajadoras sociales que no “quieren” ayudar. Oremos.
Cuando los derechos salen por la puerta, la tragedia entra por la ventana, eso lo dijo un día #Mimisma y lo corroboro.
Pero como las cosas siempre pueden ir a peor, -porqué Dios aprieta, pero no te ahoga del todo y te vas muriendo lentamente-, el lunes pasado, Mustafá se dirigió a #Maranyosa diciendo que tenía hora con su trabajadora social , exigiendo ser atendido por ella.
-Señor, no puede ser, Ud. no tiene hora concertada con nadie, le podemos agendar si quiere… -le dice la conserje.
– ¡Que no, que no! ¡ QUE LAURA ME DIJO QUE VINIESE URGENTE A HABLAR CON ELLA! -a veces la desesperación lleva a las personas a gritar contra el mundo, no es nada personal.
Y cuando se oyen aspavientos, por no decir gritos, en la sala de espera, siempre sale alguien en ayuda de quien está sufriendo los agravios e insultos por lo mal que funciona todo, así que Laura salió en busca de quien estaba ya levantando la voz, para invitarle a salir a respirar a la calle y volver con mejores modales. Ejem.
Y se encuentra con el actor principal de la película “Más allá de los gritos”, pero sin movimiento punk latino de fondo, en fin.
– ¡Mustafá! ¿Qué son esos gritos, hombreeeeeeeee? -le dice, en tono estricto a la vez que suave -Laura tiene la virtud de reducir el conflicto con una sonrisa y palabras amables, es un arte que le dio Mary Richmond al nacer.
– ¡He venido porqué TÚ me dijiste que viniese! ¡Y PUNTO!
-Si, Mustafá, pero hace un año… ¡y a pedir cita!
A veces la percepción del tiempo es relativa, ¿no? Sientes que algo que pasó hace un año, o veinte años, sigue vigente en el aquí y ahora. También es cierto que significa que, en el fondo, confía en que esa puerta abierta sigue como la dejó su trabajadora social en su día, ABIERTA, aunque haya pasado una eternidad y ésta ya esté incluso jubilada…
-Pues vale. -Se conforma, bajando la voz, ya más tranquilo
Hay personas que necesitan la inmediatez y a veces hay que frenar y, a veces, hay que ceder, depende, pero también hay que saber contener la ansiedad y comprender que, a veces, la trascendencia del presente no entiende de tiempos ni de agendas.
-Muy grave tiene que estar Mustafá para faltar a su promesa a Alá de no volver JAMÁS a servicios sociales -le dice Laura a #SiMisma
Ya más tranquilo, Mustafá le explica, en un rincón de la sala de espera, que está desesperado.
-Necesito que me ayudes… a recuperar mis derechos.
– ¿Cuál de todos los derechos, Mustafá? Porque tienes muchos y todos de golpe ya te digo que yo que será imposible y te me volverás a cabrear, tú ya sabes… a ver ¿el derecho al trabajo? ¿a la salud? ¿a la protección social? ¿a la vivienda? ¿a la vida?
Mustafá se la flipa con la de derechos que tiene y que no ejerce ninguno de ellos. Se queda pensativo, claro, si hay que escoger los derechos de uno en uno… a ver como se hace esto ante tanta variedad de despropósitos de derechos por cumplir…
– Ya está. Necesito que me ayudes a recuperar el derecho… A LA DIGNIDAD.
Chimpum.
Agárrate que vienen curvas, Mary Richmond, allá donde estés ¿porqué nos lo pones todo tan facilito?
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