El pasado Martes 13 de marzo –fecha acordada para un dia especial sólo para valientes….- celebramos en Lleida el día mundial del trabajo social. Una mañana de conversaciones y reflexiones en el Campus de la Universidad de Lleida, de la mano de la Facultad de educación, psicología y trabajo social y del colegio profesional de Trabajo social Delegación de Lleida, con la  colaboración de  àgora de treball social.

Grandes titulares para una mañana fantàstica (gracias Laura Haro por tus apuntes!)

“En trabajo social las palabras deben ser un vehículo para responder a las 3 C: Cuidar, Curar y Cambiar”

Converses des del Treball Social

La força de la paraula. Relato de las conversaciones entre Pedro Celimendiz, M José Aguilar, Albert Rodríguez y Miren Ariño, moderadas por Montse Bertran. ¿El poder de la palabra ó la palabra del poder?

Se inician las conversaciones planteando el concepto: ¿el poder de la palabra o la palabra del poder? ¿Somos conscientes los TS del poder que tenemos?

 Pedro plantea que personalmente le gusta tener poder, pero la palabra “poder” puede tener connotaciones negativas. ¿Nos referimos al poder como imposición de voluntades? El poder implica también cuestiones positivas, como capacidad para influenciar y cambiar las cosas. Nos gustó la reflexión: tenemos que reclamar el tener PODER, tenemos una voz pequeña, se escucha poco, pero hablamos de que poder se escribe con P, no con J…….. 🙂

Tenemos que empoderarnos, tener poder, entendido como la capacidad para cambiar las cosas. Tenemos que hacernos con el poder.

Ma José expone: ¿somos los que sabemos? ¿Los que tenemos la última palabra? Nos falta responsabilidad y ejercer más poder del que tenemos en unos ámbitos, pero en otros tenemos que desempoderarnos para que el otro se empodere.

Considera que hay una fuerte asimetría de poder entre las personas atendidas y el profesional y añade que una asimetria técnica no tiene que equipararse con una asimetría de poder. Tenemos que favorecer la autorreflexión, el autoreconocimiento para que la gente desarrolle sus capacidades y potencialidades. Nosotros tenemos que actuar de otra manera para que el otro se empodere.

Ejercemos poder en una relación asimétrica y no la ejercemos donde deberíamos tener realmente voz.

Alberto refiere que en el ámbito judicial lo que intentan es reducir el poder de la palabra, ya que “podrá utilizarse en su contra…” Hay tantas verdades cómo personas hay involucradas en un conflicto.

Plantea que hay que pasar de la palabra dicha a las emociones. Descubrir que hay más allá de la cosa dicha: intenciones, emociones, sentir, etc.

¡Las palabras tienen intenciones!

Miren aporta que “dialogando” es gerundio. ¿Cómo ejercemos poder? ¿Qué amenazas provocamos?

Nuestro trabajo es de construcción siempre.

¿Hacemos “gestión” o hacemos “gerundio”? Nuestra palabra no está dicha, está haciéndose. Trabajamos haciendo.

Las personas que atendemos a veces nos ofrecen versiones tuneadas para sus fines. Las personas son expertas en lo que les pasa. Tenemos que llegar a una versión compartida con el cliente.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar….

Un término relacionado con la palabra es la escucha. ¿Somos capaces de escucharnos?

Pedro aporta que el único poder de la palabra es el “crear relación”

Tenemos que hacer esfuerzos por construir relaciones horizontales en el que nuestro saber y el del otro, en ese diálogo que construimos, genere un nuevo marco. Sin escucha no hay capacidad de entender al otro y poner en valor aquello de lo que es experto.

Ma. José plantea que la palabra tiene la capacidad de construir, reconocer…pero también puede generar un efecto contrario y podemos agredir, violentar…

Un sujeto antes de ser intervenido necesita ser reconocido. Sólo cuando nos reconocen y no nos juzgan y conectan con nuestro corazón podemos abrirnos al otro.

Distinguir entre la demanda y el mensaje que hay detrás.

Porque los SS están estructurados en función de la demanda y tenemos que tener la capacidad de escuchar y descubrir el mensaje.

Comunicar viene de poner en común. Hemos sido socializados entre ambientes no dialógicas.

Pedro añade que las demandas son AYUDAS, no AYUDA. Si definimos a la institución como la que tiene que dar AYUDAS y nos capacitan para ello es difícil DAR AYUDA.

Alberto pone en valor la supervisión. Introduce la escucha activa como ese “acompañar” a la otra persona para que pueda dar toda la explicación de lo que ha vivido: escucha activa.

Y acompañarlos a volver a la situación traumática o de conflicto para la solución.

Miren hace hincapié en que la escucha implica colocarte en una situación de no sé nada de ti, para que cuando te lo cuente lo haga desde ese punto de partida. Lo que tu sabes de ti, tendrás que recontártelo.

Y añade que escuchar no es traducir.

Las personas dicen lo que dicen y saben lo que saben, y ese cuento que te ha contado le trae sufrimiento y tenemos que intentar que se lo cuente de otra manera que le ocasione menos dolor.

¿Estamos orientados a “las ayudas” y retroalimentamos ésta relación?

Pedro sugiere que la persona trae el problema y yo, como TS, le puedo dar una mirada social.

Miren añade que “me conciernes” tiene que ser lo que se lleve la persona.

Ma José plantea que se funciona como si la visión del profesional fuese LA VISIÓN, pero es una visión más. Para que se pueda generar ese sentimiento de reconocimiento recíproco se tiene que ser consciente de que todos somos portadores de una visión y a la hora de ponerlas en común se genera la exploración necesaria para encontrar soluciones creativas, potencialidades…

Para que se pueda llevar a cabo se necesita:

  1. Ser capaces de crear estructuras dialógicas (la disposición del espacio, contacto visual con la persona…) la calidad y la calidez está en los pequeños detalles…
  2. Esto tiene que ver con la confianza y no sentirnos juzgados y sentirnos apreciados, sentirnos en igualdad de condiciones al otro, donde la diversidad sea un valor. Dar valor a los puntos de vista distintos y buscar intereses comunes.
  3. No basta con las estructuras dialógicas. Tenemos que poseer competencias dialógicas que tiene que ver con la capacidad de entrar en comunión con el otro y crear algo conjunto. ¿Cómo categorizamos a las personas? Según Miren bastaría con personas y no utilizar términos como clientes, usuarios…Ma. José añade que según cómo definamos la relación con las personas, condicionará la intervención con éstas.Si no conozco, la idea que yo me construyo no es directa, no surge de la relación con la persona, sino de lo que leo, escucho… y no del contacto directo. A través del contacto directo nuestra visión cambia. A veces hablamos desde una superioridad moral.Hemos ido construyendo unas prácticas profesionales muy burocratizadas, prestacionales… ¿y nuestra identidad de trabajador@ social dónde queda? Sabemos mucho de leyes pero poco de derechos…             A veces desde el TS creamos identidades para personas, categorías en las que nunca ellas mismas se definirían… ¿Cómo? ¿soy un excluido social?….victima, sin techo, discapacitado, etiquetamos para encajar a las persones en las ayudas. Las necesidades institucionales nos han perjudicado.

No tiene la misma carga ser usuaria de las piscinas municipales que ser usuaria de los servicios sociales. Las palabras estigmatizan. Nos falta calidez y calidad. Sino conocemos podemos ponerle ya una carga impresionante.

Las palabras pueden dañar y las palabras no son neutras. ¿Podemos los y las TS ayudar a cambiar el relato?

Una mala entrevista ocupa el mismo tiempo que una buena entrevista: podemos justificarnos por falta de tiempo cuando en realidad es una falta de calidad injustificable.

Pedro: Las palabras también pueden curar.

Ma José refiere que en trabajo social las palabras tienen que ser un vehículo, una herramienta, para responder a las tres C:

  • Cuidar a las personas y la relación
  • Curar
  • Cambiar

Miren: Las palabras tienen que ser de todos y de todas.

Alberto: Agora es el espacio de la palabra. Espacio comunitario y de acceso libre, abierto a la ciudadanía. (Gracias Alberto….eso va por nosotr@s?? jeje…

Colegas, nos hizo una alumna una buena reflexión, ¿y el silencio? ¿Sabemos gestionar, comprender, encajar, sostener el silencio?

Contestaron nuestros conversadores:

“Los y las TS debemos comprender que el silencio es un grito del revés. Y lo más interesante siempre aparece después de un silencio”

Felicidades a l@s colegas que lo dieron todo en las conversaciones, y a nuestra moderadora crack que hizo lo imposible para generar dialogo y buen rollo (prueba superada Montse) .

Por la tarde, ya más distendidos, en el Café del Teatre de Lleida estuvimos dos horas más, en petit comité con cada uno de ellos, reflexionando y profundizando en las ideas de la mañana. En torno a un café o una cerveza, alumn@s, profesionales y nustros cracks invitados, alrededor de mesas cálidas con velitas, acariciados por música de jazz, nos relajamos para coger fuerza para la fiesta..

Acabamos nuestro relato con Love of Lesvian el Poeta Haley. “ si las palabras se atraen, que se unan entre ellas y a  brillar, que son dos sílabas” https://www.youtube.com/watch?v=H7tbjuHHbsQ&index=2&list=RDScii82Q9jYI recomendamos escucharla hasta el final , que lleva sorpresa… 🙂

Colegas, la fiesta, con cervezas artesanas embotelladas por Àgora….la rumba y la alegría de la amistad, hacen el trabajo social bailable que predica Koldovide Velasco. El poder de la palabra y el poder de la fiesta, los premios ágorats, el buen rollo, las rumbas y la alegría contagiosa de una comunidad de TS dispuesta a darlo todo por tirar p’alante la profesión.

Gracias a tod@s, proximamente, más entrades sobre este fantástico día!