Nuestra compañera de ÀGORA , Noemi Sotoca reivindica a partir de este texto la práctica profesional que se realiza en el ámbito de la Justicia, y de forma específica, la labor deconocida que se está llevando a cabo en relación a las medidas penales alternativas.

¿A qué te dedicas? Pregunta típica de algún conocido, que a pesar de tener una somera idea de cuál es mi trabajo, nunca le queda suficientemente  claro y de forma más o menos reiterada, vuelve a rehacerme la misma pregunta.

A lo que acostumbro a contestar: – Bueno, yo he estudiado trabajo social y desde hace un tiempo trabajo en el ámbito de Justicia -.

Y qué casualidad,  abres la caja de los sueños… porque a todos les encanta este ámbito: – Oh! ¡Qué interesante! es un ámbito en el que siempre me hubiera gustado trabajar!.  ¿En serio?, ¡pienso! ¿no será que se trata de esas temáticas, que al ser las grandes desconocidas fantaseas como idílicas?.

Y aun así, como no les queda claro, vuelven a la carga: – pero realmente en que consiste tú trabajo- … Jajaja, y ahora, ¿qué les digo?

Entonces es cuando empiezo a hablar en chino o a “cantinflear”, esa jerga hermética tan de nuestro ámbito, y respondo: – se trata de acompañar a personas en el cumplimiento de una pena u obligación en la propia comunidad, concretamente son medidas penales alternativas. Éstas, son oficiadas por el juzgado, y el delegado de ejecución se encarga de controlar y acompañar a la persona durante el cumplimiento -. Y con esta respuesta  normal para mi quehacer diario, al cabo de un tiempo, surge de nuevo la misma pregunta porque siguen sin enterarse de “ná”.

Realmente, puede ser difícil entender nuestro trabajo cotidiano,  y más aún,  si hablamos en un contexto de control o coercitivo como son las medidas penales alternativas, pero es así, y precisamente, el pasado jueves, tuve la oportunidad de poder hablar de ello en la UNED de la Seu d’Urgell. Fue muy interesante exponer de manera pedagógica lo que hacemos a diario, ya que nos sirvió por una parte para observarnos y analizarnos a nosotros mismos, cuestión difícil, en la vorágine cotidiana, y, por otra, poder romper con el estigma que recae sobre las persona que han cometido un delito, lo que popularmente se denomina delincuente.

Al inicio de la charla, contextualizamos a través de una visualización. ¿Qué significa estar privado de libertad? Os pido, que por un momento, sintáis como sería vivir sin libertad. ¿Cómo nos sentiríamos si durante un tiempo nuestra vida se redujera a unos metros cuadrados, sin poder salir de ese espacio?, sin poder hacer lo que quieras, con unos horarios establecidos, con unas caras impuestas y divisando cada día el mismo horizonte breve y conciso, pisando las mismas baldosas día tras día, sin posibilidad de autogestión, de autoconcepto, y cosas más simples, como no decidir qué comer, o si me quiero hacer hoy la comida…

Las medidas penales alternativas permiten cumplir la pena u obligación que impone el juez con LIBERTAD. Estas personas han cometido un delito y tienen que cumplir una pena o consecuencia, y para delitos leves o menos graves está la posibilidad de cumplirlas en la propia comunidad, sin estar privado de libertad, y por lo tanto, continuar con los vínculos familiares, sociales, laborales, y poder autogestionarse. Durante el cumplimiento de la pena, la persona está acompañada por un profesional social, entre ellos está el perfil del trabajador social, y tendrá la posibilidad de reflexionar sobre el hecho delictivo, podrá reparar o restablecer de manera simbólica el daño causado y conocerá otra parte de la comunidad a través de las entidades colaboradoras que de otra manera no conocería; siempre, preservando a la víctima, si la hubiera.

La posibilidad de foros como estos sirven de altavoz a la tarea de muchos profesionales del ámbito social, permiten dar a conocer nuestro día a día, invisible para gran parte de la sociedad, romper estereotipos de las personas con las que tratamos, en mi caso con los “penados”, que son más que eso, primero son personas y, finalmente, reflexionar sobre nuestra tarea durante un espacio, para impulsarnos, empoderarnos, reiventarnos.

¿Dificultades? También nos encontramos, evidentemente. Estas pueden venir por parte de la sociedad, de los juzgados, de algunos profesionales, de los propios penados… pero sería un tema para tratar en otro momento, y con más profundidad.

Con todo esto: – ¿has entendido a que me dedico? Jajaja, seguramente, aún no…