Por Laura Haro, Roser Sanjuan y Alba Pirla.
“Para lograr grandes cosas debemos no sólo actuar, sino también soñar; no sólo planear, sino también creer”
Anatole France
Cuando se conjuran el arte, la inclusión social a través del Trabajo social y el Humanismo aplicado a partir de una asignatura de la universidad, la alianza es tan fuerte que todo es posible.
Los días 24, 25 y 26 de abril se realizó en Lleida el taller de arte “Liber Artium Universitas (LAU)”, a cargo del artista Isidro López-Aparicio, en el que participaron estudiantes del Grado de Trabajo Social de la Facultad de Educación, Psicología y Trabajo social de la Universidad de Lleida, estudiantes del ciclo formativo de Grado Superior de ilustración de la Escuela de Arte Municipal (EAM) Leandre Cristòfol y usuarios del equipamiento social ” la Saleta de la Panera “, con el apoyo y la coordinación del Centro de Arte la Panera.
El proyecto, aparte de las sesiones con el artista, se inició el 12 de abril, y se terminó el 3 de mayo.
Antes de iniciarse el taller, la responsable del Servicio Educativo del Centro de Arte La Panera, Roser Sanjuan, realizó diferentes actividades y dinámicas grupales en las que participaron usuarios del equipamiento social “La Saleta de la Panera “y estudiantes del Grado de Trabajo Social.
Los objetivos principales de estas dinámicas grupales fueron la puesta en marcha del taller, el conocimiento y la creación de un clima favorable de trabajo y la extracción de saberes, capacidades y potencialidades a partir de diferentes grupos de interés (tecnología, arte, gastronomía, deportes, jardinería, juegos, etc.) entre todos los asistentes creando así un banco de conocimiento con las personas participantes.
En esta primera parte descubrimos la dificultad que todos tenemos de poner en valor cosas que sabemos hacer y que hacemos bien. Así, se mezclaron las alumnas de trabajo social con las personas usuarias de la Saleta de la panera (comedor social) hablando de doma de caballos, de cocina, de cómo organizar un equipo de futbol, diseñar ropa y ponerla a venta con todo el proceso de marketing o tunear muebles viejos dándoles una segunda oportunidad…. Aprendimos a cocinar Tagin, a grabar espejos, a jugar, a hacer percusión, a construir una escalera, salir en bici bien equipados,…. Con todo el proceso creativo en gran formato de ilustración a cargo del alumnado de la escuela de arte, y que pronto veremos expuesto en la Saleta.
También se realizaron dinámicas alrededor de la línea de la vida en las que cada participante señalaba acontecimientos vitales importantes positivos y negativos y los representaba a través de una línea señalando los puntos de inflexión, tanto positivos como negativos, de sus vidas. Todas las líneas de vida tenían puntos positivos y negativos, tanto de los alumnos, como de los usuarios del comedor. Muertes, divorcios, nacimientos, enamoramientos … una de cal y una de arena en la vida de todos.
Todos por igual, pudimos comprobar como nuestra línea de vida es una montaña que sube y baja. Y eso, sea por los motivos que sea, nos acerca.
El escenario de trabajo fue el equipamiento social de la “Saleta de la Panera” y los frutos de estos trabajos previos serían el punto de partida para desarrollar el taller con el artista y poder trasladar este conocimiento y saberes a producciones artísticas con la ayuda de los futuros ilustradores de la escuela de arte municipal.
En la evaluación, los participantes usuarios del comedor Social, echaron en falta más tiempo con el artista y con los alumnos, para poder profundizar en la cohesión del grupo de los participantes del taller, así como todos se sintieron satisfechos con la realización del taller y pusieron en valor el bienestar y las relaciones interpersonales.
Para promover su participación en la organización y desarrollo de los talleres se les planteó en qué podrían apoyar ellos de ahora en adelante, en los talleres de arte: tareas relacionadas con la participación, informando y motivando a otras personas a participar en este proyecto, adecuar los espacios a las actividades, realizar el montaje de las exposiciones. Se valoró que su buena experiencia en la asistencia al taller podía suponer un efecto multiplicador en la participación de más personas en posteriores talleres… si ellos hablaban al resto.
Una de otras tareas que les gustaría llevar a cabo es una acción más directa con respecto a la difusión del proyecto a prensa y comunicación, comprendiendo desde hablar con los medios de comunicación hasta redactar el guión de contenidos a tratar.
Y finalmente, responsabilizarse también de la documentación de las diferentes fases del proyecto a través de la fotografía.
Todos ellos, retos que sin duda, tenemos que afrontar a partir de ahora mismo desde la perspectiva del empoderamiento, que es el objetivo central del proyecto.
Estos talleres suponen una herramienta complementaria de trabajo por los profesionales del Trabajo Social. Intervienen en la mejora de la calidad de vida de las personas, promueven el desarrollo personal y la inclusión social de estas, mejorando sus competencias personales y dándoles a ellos la oportunidad de participar en actividades que seguramente de otra manera ellos no contemplarían.
Aparte de ello, acciones como ésta también mejoran la calidad de vida profesional de los trabajadores sociales. En nuestro servicio de atención a personas en situación sin hogar trabajamos demasiado desde un entorno de despacho. Actividades como ésta nos permiten salir del mismo y relacionarnos e interactuar con las personas de otra manera y desde una posición horizontal, sin jerarquías, sin la barrera de la mesa de despacho y dejando en los cajones las prestaciones y recursos.
Nos permite ver a las personas en un contexto grupal y sorprendernos con estas, descubrir otras y mejores versiones de cada uno (Nacho Santas dixit); cuando se conjuran el arte, la inclusión social a través del Trabajo social y el humanismo aplicado a la universidad la alianza es tan fuerte que todo es posible, ya que nos permiten acercarnos a las personas, como persona, y aprender , como personas y como profesionales.
En relación a la evaluación que hacen las alumnas de trabajo social, oportunidad promovida a través de la asignatura Modelos de intervención en trabajo social, impartida por Ramon Julià y Alba Pirla, es también muy buena. Así, valoran mucho el vínculo establecido con los usuarios de los servicios de inclusión, ya que les ha servido para cambiar estereotipos y reforzarse más en el modelo humanista que tan necesario es en la intervención social.
Como hemos dicho, para las profesionales nos supone salir por la puerta del despacho y relacionarnos desde la horizontalidad. Para las alumnas, igual; salir por la puerta de la universidad y pisar la calle, servicios donde difícilmente hubieran entrado, relacionarse con personas desconocidas en situación de gran vulnerabilidad,… y sentir en el otro la persona que es, al igual que ellas, con subidas y bajadas, con desalientos, con ilusiones, con fracasos y éxitos. Todas ellas han cambiado la mirada hacia las personas sin hogar, incluso planteándose este ámbito como un destino profesional que nunca se habían planteado porqué no les atraía, al ser tan desconocido e invisible …
Las ha impactado la capacidad de lucha de las personas con las que se han relacionado, siendo una lección de vida para ellas:
“Lo que me llevo es … que hay que luchar”.
Y vivir en primera persona, desde el aprendizaje y servicio, como el arte puede ser un vehículo para la inclusión y la cohesión social, ha sido una experiencia única.
Valores como la empatía, la cohesión, el vínculo, la escucha … se han puesto en danza y, con un gran sentido del humor por parte de todos, hemos podido sacar adelante un proyecto de gran valía, que nos ha ayudado a todos a aprender de nosotros mismos y de los demás.
La frase más aplaudida del final del taller:
-“Ha sido como comer helado”
Vamos a finalizar el post con una canción de Kanka Que bello es vivir disfrutadla
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